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Poema de la cantidad

Pienso en el parco cielo puritano 
de solitarias y perdidas luces 
que Emerson miraría tantas noches 
desde la nieve y el rigor de Concord. 
Aquí son demasiadas las estrellas. 
El hombre es demasiado. Las innúmeras 
generaciones de aves y de insectos, 
del jaguar constelado y de la sierpe, 
de ramas que se tejen y entretejen, 
del café, de la arena y de las hojas 
oprimen las mañanas y prodigan 
su minucioso laberinto inútil. 
Acaso cada hormiga que pisamos 
es única ante Dios, que la precisa 
para la ejecución de las puntuales 
leyes que rigen su curiosos mundo. 
Si así no fuera, el universo entero 
sería un error y un oneroso caos. 
los espejos del ébano y del agua, 
el espejo inventivo de los sueños, 
los líquenes, los peces, las madréporas, 
las filas de tortugas en el tiempo, 
las luciérnagas de una sola tarde, 
las dinastías de las araucarias, 
las perfiladas letras de un volumen 
que la noche no borra, son sin duda 
no menos personales y enigmáticas 
que yo, que las confundo. no me atrevo 
a juzgar la lepra o a Calígula.

- Jorge Luis Borges

© 2016 por Obra para un Escritor.

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